Powered By Blogger

lunes, 13 de febrero de 2012

100% - UNA REALIDAD QUE NO ADMITE DESMENTIDA


Estamos viviendo en una época en que el significado de la palabra está siendo bastardeado.   Así, se utilizan eufemismos para referir a circunstancias o hechos que no se pueden llamar por su verdadero nombre por temor a ofender al auditorio, o directamente, se intenta mediante cualquier artilugio idiomático modificar  el sentido de un vocablo para de este modo tratar de ocultar burdamente la realidad.

A diario escuchamos frases grandilocuentes, dignas de ser atribuidas a una inteligencia superlativa, pero que nos resultan totalmente huecas, vacías de contenido y que no nos dicen absolutamente nada.

También oímos frases de una vaguedad tan extrema que permiten después de un mínimo cuestionamiento de un tercero oyente, acomodar lo dicho para el rumbo interpretativo más beneficioso para el autor.  

Resulta así una buena herramienta en la comunicación la intelectualización exagerada de cualquier frase o idea que si se expresara en forma clara y simple sería fácilmente entendible por el receptor,  pero –obviamente- también sería fácilmente rechazada o resistida en caso de no ser compartida.  Con lo cual resulta más feliz y útil una frase ambigua y alambicada que otra clara y concisa.  Con la primera nos estaríamos encadenando a la palabra mientras que con la segunda siempre tendríamos un camino optativo para escurrirnos.

Cada vez mas resulta más frecuente la utilización de excusas o palabras como “descontextualización” para negar lo que uno claramente escuchó o entendió. La descontextualización pareciera ser la forma más fácil de tratar de desdecirse que tiene la política actualmente. Cualquier puede afirmar hoy algo, con una firmeza y postura doctoral, para mañana –o quizás antes- desdecirse bajo el pretexto de la descontextualización de sus dichos. 

Sin embargo, por vaga, imprecisa, intelectualizada o incierta que sea la palabra, la realidad es una sola y a la observación del espectador,  la misma resulta evidente y sin necesidad de aclaración o interpretación alguna.

Seguramente la noticia va a ser objeto de intelectualización, tildada con miles de calificativos,  defendida con ataques al mensajero,  aclarada y oscurecida a la vez y desmentida bajo pretexto de descontextualización.  Sin embargo, la realidad está ahí, a la vista de quien quiera verla. 

Podrá argumentarse cualquier excusa o argumentación en su defensa, hasta la más febril y alocada, pero ninguna va a poder desmentir lo que el aumento del 100% de las dietas de los legisladores es una burla a la población y muestra una falta de decoro, desaprensión y honor en absolutamente todos los miembros del Congreso de la Nación.

Mientras la gente corre y hace colas interminables, bajo el sol, calor, humedad y destrato, para conseguir una humillante tarjetita violeta para obtener una rebaja en el precio del transporte público, los legisladores bajo el pretexto y excusa inmoral de falta de ajuste aumentan sus dietas en un 100%.
Mientras se presiona a los sindicatos para que no puedan luchar por aumentos de sueldo equivalentes a los índices reales de inflación, creando comisiones para fijar techos en las paritarias, los legisladores se aumentan sus dietas en un 100%.

Mientras nos muestran como nuestro mayor problema actual son las Islas Malvinas, como grandes magos y prestidigitadores, con la mano oculta los legisladores se aumentan sus dietas en un 100%.

LA PALABRA PUEDE SER DESFIGURADA, SUBVERTIDA, REINVENTADA, VÍCTIMA DE EUFEMISMOS Y CONTRADICCIONES ACOMODATICIAS, PERO LO QUE JAMÁS PUEDE SER MODIFICADA ES LA REALIDAD.  LO QUE EXISTE ESTÁ AHÍ, A LA VISTA DE TODOS, Y ES QUE EL CONGRESO DE LA NACIÓN ESTÁ HABITADO POR PERSONAS SIN HONOR, SIN SENTIDO REPUBLICANO Y CON UN PROFUNDO DESPRECIO POR LOS CIUDADANOS.

No hay comentarios:

Publicar un comentario