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miércoles, 8 de febrero de 2012

ARGENTINA NO SE SUBE A LA MILITARIZACION DEL ATLANTICO SUR

Indudablemente la política todo lo puede. Desde las grandes conquistas hasta las mayores miserias, gestas heroicas y de las otras, actos para enorgullecerse e inmensos ridículos, gestos altruistas o deshonestos.  Absolutamente todo.  Nada escapa a la posibilidad de la acción política.

La tardecita del martes 7 de febrero de 2012  no quedará  en el olvido.  Los aconteceres del  inicio de la semana así lo presagiaban.   No se trataba  de una semana más.  No era el inicio de otra semana  de intenso calor, con temperaturas altas y agobiantes hasta el hartazgo, sin aire, mucha humedad y con una opresión tremenda como las anteriores.  No, esta semana tenía destino de hito trascendental, de epopeya de grandes acontecimentos.  Grandes anuncios.  Y así se hizo.  O al menos, así se intentó.

A decir verdad, la gesta patriótica había empezado un par de días antes, cuando desde el Poder Ejecutivo se cursaron notificaciones de invitación a la amplia y pluralista convocatoria para  el martes 7 de febrero de 2012 a las 19.00 en la Casa de Gobierno para escuchar anuncios que el Poder Ejecutivo formularía  en relación a las Islas Malvinas.   Una convocatoria casi con aires fundacionales y bicentenarios.  Como si fuera un 25 de mayo, pero en febrero.  Casi una semana de mayo en febrero.

La invitación fue tan amplia como sorpresiva e intrigante. De buenas a primeras, para todo el espectro político, o casi todo en realidad. Oficialistas, amigos, opositores, aliados, obsecuentes.   Todos juntos, alineados transversalmente, como gusta decir.  Fue como correspondía, una invitación "para todos".

Aún así, si bien el convite dejaba algunas certezas también conllevaba otras tantas dudas e interrogantes.

No había incertidumbre alguna respecto a que cuanto oficialistas fuera invitado a la Rosada  iba a asistir.  Más aún, seguramente algún oficialista no invitado, por el solo hecho de aparecer ante la atenta mirada del Ejecutivo, intentaría ingresar por el modo que fuere.  Así, entre oficialistas, la única duda podía pasar por saber donde los iban a ubicar.  A la derecha, a la izquierda, primera fila, segunda, donde fuera.  Hasta se  comenta que el Secretario Legal y Técnico de Presidencia habría supervisado personalmente -cual acomodador de cine- la importante tarea de distribución de la cartelería  con nombre y apellido en las acogedoras sillas del salón.   De más está decir también que más de uno, gustoso por aparecer ante semejante público, hubiera vestido orgulloso un uniforme de ordenanza o de empleado de servicio de limpieza.   Más aún, hasta el propio representante de la CGT se hizo presente dejando de lado sus pequeñas controversias metodológicas con el Ejecutivo, y se sentó en el lugar asignado.  El acontecimiento así lo exigía.  Todo fuera por la foto o el cuadro de filmación que evento tan importante seguramente provocaría.

Las incógnitas, en realidad, existieron en cuanto a la respuesta de la oposición.  Estuvieron quienes dijeron que no podían dejar de ir porque después de todo se trataba de Las Malvinas, y un desplante ante tal evento hubiera sido  políticamente inconveniente.  Otros que pensaron que ir hubiera sido asentir cualquier decisión  que el Poder Ejecutivo anunciara, con el riesgo de quedar inmerso de una masa de aplausos, vítores y clamor que eventualmente pudieran no compartir.  Y salir en esa foto, seguramente hubiera sido  contraproducente. Después de todo, se justificaron diciendo que se trataba de una cita a ciegas, y teniendo en cuenta que quien citaba no era justamente alguien con quien se pueden imaginar  citas amigables, la duda tenía la entidad suficiente como para ser considerada concienzudamente.   Así, algunos fueron y otros no.  Obviamente también estuvieron lo que se quejaron porque no fueron invitados, los que respiraron aliviados por no recibir la invitación, e incluso se escuchó a alguno que se enojó porque no lo invitaron, pese a que no hubiese ido, confirmando que en realidad el enojó estaba motivado en el hecho que tuvo siquiera oportunidad de desairar a la anfitriona.  En definitiva, de todo como en botica.

Así, llegada la hora de la ceremonia, el escenario estuvo encantador y soberbio.  Un Salon de los Patriotas Latinoamericanos de la Casa Rosada desbordante de tensión y nerviosismo, con las paredes del recinto mostrando duros y adustos retratos de nuestros patriotas (y otros no tanto), a modo de  mudos testigos del importante anuncio que se esperaba.  Todo estaba dado para que el acto tuviera el efecto de una gesta patriótica, un hito trascedental en la historia de la Argentina, Latinoamérica y mundial.

La sala se fue colmando con los mejores trajes, peinados, collares y alhajas.  Y a medida que el recinto se veía completar su capacidad, los nervios y la intriga aumentaban.  Que diría la titular del Ejecutivo??  Cual sería el anuncio tan importante que había generado semejante reunión?  No podía ser una cita más, porque esta vez había citado hasta a la oposición.  Algo inédito, único y seguramente irrepetible.  Consecuentemente, la intriga y el nerviosismo era aún mayor.  Es verdad, era una cita a ciegas, pero no podía por nada.  Por eso, durante la espera se escucharon comentarios de lo más variados. Elucubraciones  de lo más febriles.  Se pensó que el acto podía tener como finalidad desde declaración de guerra al Reino Unido, pasando por el envío de los manteros como fuerza de choque, la quita de subsidios a los isleños, el inicio de vuelos a Puerto Argentino con la flota y servicio de Aerolíneas Argentinas, la emisión de la tarjeta SUBE MALVINAS, el envío del Secretario de Comerio para poner en orden las cuentas públicas de la Isla, la designación de  De Vido como Ministro de Obras y Servicios a cargo de la construcción de una autopista Rio Gallegos - Puerto Argentino y miles y miles de tesis más, todas obviamente sin argumento ni credibilidad.  

Así, después de la espera, llegó la hora indicada.  Como si casualmente fuera, casi promediando el entretiempo de la Copa Argentina y el partido de la Copa Libertadores de Velez en el Uruguay, salió a escena la Presidenta, con sus mejores galas y porte para romper con las especulaciones y dar por fin alivio a las tensiones generadas por el anuncio que intrigaba a todos.

Fue a partir de ese momento, justamente al dar inicio el discurso presidencial que la platea y la ciudadanía en su conjunto pudo tomar real conocimiento y dimensión de las impactantes palabras de la Presidenta, y del momento trascendental para el país que tenía la suerte de vivir.  Testigos  viviente de semejante gesta.  Un acontecimiento que casi podría ser comparado en el futuro como un nuevo mayo de 1810.

Sus palabras fueron elocuentes y precisas.  Con la calidez y convencimiento  acostumbrados, declamó que el Canciller Argentino tenía expresas instrucciones de denunciar ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que el Reino Unido había procedido a militarizar el Atlántico Sur.
Jamás en la historia Argentina contemporánea se había realizado tal anuncio.  De un valor único y fundacional, digno para semejante puesta en escena.   Nunca se había escuchado queja alguna de ningún Gobierno Argentino al respecto en ningún ámbito internacional.  Por cierto, una decisión sumamente valiente.   Tampoco existieron jamás Resoluciones de la ONU ordenando al Reino Unido a cesar en su intervención en las islas y obviamente, tampoco hubo nunca incumplimiento de resoluciones que tampoco existieron.
Hizo también alusión a la desclasificación del ya famoso Informe Rattenbach, novedoso seguramente para el oficialismo, pero que como curiosidad puede ser fácilmente  leído por la web, y que incluso fuera edictado a mediado de los años 80.  Pero claro, no estaba "desclasificado".    Más aún, el mismo día de su regreso a la arena política despues de su casi decapitación, ya había anunciado la desclasificación del Informe Rattenbach.  Quizas quien tenía la tarea de desclasificar el Informe del Gral. Rattenbach fue el Gral. Alzheimer, y se olvidó de hacerlo y por esto la Presidenta lo volvió a  anunciar.  Después de todo, cual sería la gravedad de re-desclasificar un informe cuando se han re inaugurado muchas veces obras ya inauguradas.
Finalmente, ya para cerrar su discurso y consignar la gravedad del caso, con el dramatismo requerido por la situación  disparó con su habla filosa, como en un tronar escarmentador de una tormenta que llegaría mas tarde, por la noche, que el tema Malvinas dejaba de ser una cuestión argentina y británica, que trascendía a los propios isleños y sus sueños de autodeteminación inducida por la flema británica colonizadora e imperialista.  A partir del 7 de febrero de 2012, la cuestión Malvinas pasaría a ser una cuestión Latinoamericana y de alcance e importancia Mundial.

El discurso - anuncio fue recepcionado por los oyentes de distintas y variadas  formas.  Con aplausos y vítores, con clara aceptación, algunas cavilaciones, desagrado por la convocatoria, y hasta con tranquilidad por los propios isleños que al develarse el misterio y escuchar de propias palabras de la Presidenta que en realidad no habría cambios en la situación de hecho que pudieran afectar su vida diaria, pasaron de un gesto inquietud a uno mucho más placentero.

Sin embargo, los isleños indudablemente no tomaron claramente el mensaje enviado por el Poder Ejecutivo Nacional.  Seguramente por una cuestión idiomática.  Todos saben que el lenguaje comunicacional del Gobierno Argentino actual es sumamente cuidadoso y atildado, como considerado en su simbología  Por eso, bueno estaría que vayan pensando que en realidad, el anuncio presidencial no tiene nada de inocente o inocuo como para que puedan tranquilizarse. Justamente, todo lo contrario. El hecho que se haya anunciado que el problema Malvinas no solo pasa por argentinos, británicos, isleños y latinoamericanos, y ya sea una cuestión que afecte a todos los ciudadanos del mundo, enmarca el reclamo mucho más allá, resulta sumamente abarcativo e inclusivo.
Seguramente, en los próximos días, meses o años, el plan iniciado en la gesta del 7 de febrero de 2012 continuará hasta su destino final, que indica claramente que si el problema Malvinas pasa a ser de todos, el próximo evento será anunciar el proyecto MALVINAS PARA TODOS.  Y ahí sí, con absoluta certeza, cuando puedan entender el significado del término PARA TODOS van a maldecir haber nacido y usurpado nuestras Islas Malvinas.

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